Dos niños se han pegado de manera violenta en el pasillo, un niño ha ridiculizado a otro por su físico, un joven ha quitado el teléfono móvil a otro, dos jóvenes se han dicho insultos racistas…
¿Hay vacuna para los conflictos y los problemas de disciplina en las escuelas?
Los conflictos se producen diariamente allá donde haya personas. Por tanto, la escuela no es un lugar que quede al margen de los problemas disciplinarios y sociales. Crear un buen clima de convivencia en el aula nos interesa a todos. ¿Cómo actuar entonces? ¿Qué podemos hacer para que nos funcione? ¿Cómo podemos prevenir los conflictos para que éstos no se presenten? ¿Cómo los podemos evitar? Una vez ya se han producido, ¿cómo los podemos resolver? En el aula y en la escuela, el conflicto se debe prevenir. Pero si se produce, hay que aprovechar para aprender. De hecho, cuando se produce un conflicto es porque las personas que intervienen en el mismo no saben algo que tienen que aprender. Se han encontrado para enseñarse y aprender mutuamente.
La idea clave es que todo conflicto implica posibilidades de prevención. Con la prevención, el problema ya no se presentará. La mejor prevención en el aula es básicamente metodológica. Su factor más importante es lo que el profesor hace hacer a sus alumnos.
La concepción del aula, un factor determinante
Durante las clases, muchos conflictos aparecen por aburrimiento de los estudiantes. Al imaginar una clase, la mayoría de las personas pensamos en un grupo de chicos y chicas, cada uno detrás de su pupitre, dispuestos en el aula en filas o cuadrícula. Los componentes de este grupo apenas hablan entre sí y permanecen a la escucha de la lección. El profesor dicta clase y clasifica al alumnado en función de un número: la nota. En esta imagen clásica de la clase, la disposición de las personas es jerárquica. Además, la concepción del alumnado obedece a una actitud competitiva. Podemos afirmar que, hoy en día, esta concepción del aula ya no funciona en la mayoría de ocasiones. Es un terreno abonado para la aparición de conflictos. Este estilo de clase, excepto con unas características concretas que tienen muy pocos docentes, genera múltiples conflictos. No da resultado ni a los estudiantes ni a los profesores ni al propio centro educativo.
La manera de dar clase, la metodología, es determinante para la prevención de los problemas disciplinarios y los conflictos. La mejor solución al conflicto que yo conozco consiste en que el alumnado asuma un papel activo y colaborativo, que trabaje en equipo. Al tiempo, el profesor asume un papel de guía y supervisor. De esta manera, muchas veces, el problema ni siquiera se presentará.
El método Ballester
Como sabéis, soy el creador de un método de aprendizaje que propone precisamente esto: el método Ballester. El método Ballester logra que disminuya muchísimo el número de conflictos —de 50 a 1 o ninguno. Además, mejora el rendimiento académico elevando el porcentaje de estudiantes aprobados hasta el 90-97%. Aun así, a veces, el conflicto aparece. En tales casos, la respuesta que se dé pondrá de manifiesto la calidad educativa del profesor y del centro en el que trabaja.
He recopilado diez ejemplos de conflictos que se han producido en mis clases a lo largo de estos últimos años. He tenido en cuenta diferentes institutos y escuelas en los que he ejercido mi profesión. Los casos son extrapolables a otras situaciones parecidas. Seguro que los profesores y las profesoras, que son quienes conocen mejor a su alumnado, los podrán transferir y aplicar con eficacia.
La disciplina y la convivencia escolar
Cuando aparece un conflicto, lo mejor es ir a la regla general: aprovechar para que el alumnado aprenda aquello que no sabe. Una vez detectado el conflicto, hay que identificar qué es lo que el alumnado no sabe y, luego, enseñárselo.
Muchas veces, les pregunto a los profesores que asisten a mis cursos o conferencias: «¿Para qué van los niños y las niñas a la escuela? ¿Por qué creéis que van a la escuela?». Los niños y las niñas van a la escuela para aprender. En cierta ocasión, vi en la entrada de una escuela una frase con mucho sentido común que decía: «Entra a aprender». De esto trata la escuela: de crear experiencias de aprendizaje. El conflicto disciplinario es una vía más para conseguir experiencias de aprendizaje.
Joseph D. Novak dice que el cambio actitudinal viene por el cambio conceptual. Es decir, para resolver un conflicto y que no se vuelva a repetir más, el alumno tiene que cambiar los conceptos y sus relaciones con el núcleo temático del conflicto. Para ello, el alumno tiene que aprender significativamente. El papel del profesor consiste en ayudar al alumno a hacer ese cambio.
El conflicto en un aula es una ocasión magnífica para «vacunar» a todo el grupo con una solución justa, eficaz y útil que haga que no se reproduzcan problemas en el futuro. (Educar y Aprender, pág. 60-62, 76-77)
Como dijo Pitágoras «Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres».
M’agrada molt l’article
Moltes gràcies Jaume!
Enhorabona Toni!!
Hem viscut molts canvis educatius… però malhauradament sembla que aquests canvis en l’educació, els que tu presentes, fan poca via en arribar.
Els canvis que vénen de fora probablement tardaran, cal que cada persona ajudi en el que pugui al canvi en la seva àrea i que cada professor assumeixi la responsabilitat de la millora de la seva aula, primer els professors ho han de conèixer, després ho han de provar i quan veuen que funciona ja està.
Enhorabona per aquest article, Antoni. Quina profunditat i claredat en les idees; quina llum desprén cada paraula; quanta esperança hi ha en el missatge. El lector surt més savi i més il·lusionat en acabar de llegir-lo.
Moltes gràcies Santiago Vicente.
«la calidad educativa del profesor y del centro» Osea que si su método no funciona es culpa del profesor que no tiene ni idea no? Me parece una barbaridad que diga esto. No tiene idea de la problemática de algunos alumnos que les da igual todo, les da igual trabajar en grupo cooperativo, les da igual si los apruebas con dibujar un corazón. No quieren nada. Solo boicotear la clase. Tengo 22 años de experiencia en el aula y lo que vivo en los últimos años es fruto de las políticas actuales en materia de educación, la impunidad de los adolescentes y las manos atadas del profesorado que siempre tiene la responsabilidad. Cada vez menos respetados y ninguneados por padres y la propia administración.
Muchas gracias por su comentario, entiendo y estoy completamente de acuerdo con usted en que lo que se vive en los últimos años en el sistema educativo es un resultado de las políticas actuales (yo creo que también pasadas) en materia de educación, la impunidad en que se sienten los adolescentes y las manos atadas del profesorado al que siempre se le da la responsabilidad. Cada vez menos respetados y ninguneados por padres y la propia administración.
Hay una parte de los padres y madres que son negligentes en la educación de los hijos y que dificulta a veces enormemente el trabajo del profesorado en el aula, por lo que entiendo perfectamente su comentario. Lo que quería decir es que la calidad educativa de un profesor o de un centro no es la cantidad de conflictos que tiene sino la respuesta que se les da. Un centro puede resultar difícil y dar una buena educación dentro de sus posibilidades y otro puede resultar de trabajo fácil y que la educación sea deficiente, por tanto no depende tanto del centro o del aula, depende más de la respuesta que se da.
Desde mi punto de vista el conflicto se debe prevenir y si aún así se produce, una buena solución es aprovechar el conflicto para aprender toda la clase. Es muy importante ayudarle al profesorado sobre cómo lo puede hacer en la práctica del aula en la situación actual, que últimamente se ha complicado mucho, para mejorar, y que se cumpla su derecho que tiene a la buena formación permanente de calidad y que muchísimas veces no se cumple. He escrito en mi libro Educar y aprender en el apartado «La disciplina en el aula: Cómo prevenir, evitar y resolver los conflictos en clase. Diez ejemplos prácticos» cómo hacer que los conflictos se reduzcan y cómo se puede hacer después de que se hayan producido para que no se repitan, aprenda todo el grupo clase y se acuerden de lo que han aprendido.
Mi método ha funcionado hasta ahora siempre y en todos los contextos en los últimos 20 años, a todas las personas que lo han leído y aplicado en todas las materias y niveles educativos a partir de los tres años de edad, que han hecho lo que dice el libro Método Ballester y han seguido las recomendaciones para aplicarlo de la página 42 y 43.
Hoy en día hay profesores que aplican métodos tradicionales y les va bien tanto a ellos como a sus estudiantes, les felicito por ello y me parece muy bien que lo sigan aplicando, les doy la enhorabuena.
Durante cuarenta años he tenido muchos alumnos que les daba igual todo, aún así hay por lo menos una cosa que no les da igual. Después de aplicar los dos primeros módulos de mi método, alumnos que se escapaban de clase y estaban todo el tiempo en el patio entraron a clase a dibujar una flor. Hablando de flores, este es el mejor vídeo que he visto sobre flores y educación: La Flor HD https://www.youtube.com/watch?v=FXIE-ylOpwQ&t=64s Por esto es tan importante el primer módulo El trabajo abierto del Método Ballester para aplicar esta misma idea a todos los temas y niveles educativos desde educación infantil a la universidad, la formación profesional y formación de adultos.
El trabajo en equipo en la práctica del aula funciona con notables resultados si se hace como he escrito en el libro Método Ballester páginas 48 y 49. Los profesores y profesoras tienen derecho a conocerlo.
Valorar a los docentes es esencial. Con el conocimiento, los maestros protegemos a las niñas y a los niños, es decir, a todas las personas, de la pobreza.