Es indiscutible la eficacia que tendrán la realidad virtual y los robots asistentes educativos con inteligencia artificial para los estudiantes con necesidades educativas específicas. Dan respuesta a cada dificultad de manera personalizada y sirviendo de apoyo al profesorado. Pero, cuidado, la tecnología educativa se quema y no debemos permitirlo.
Pero componer una poesía, hacer una performance, un mural a gran escala, una maqueta, un mapa conceptual, una salida por el entorno, una exposición o un cómic no son recursos anticuados. Este tipo de recursos son el futuro de la educación.
Pero se tienen que llevar a cabo junto al trabajo en equipo y el apoyo intermitente —con sentido, de manera moderada y sensata— de la tecnología y del profesor.
Ningún recurso didáctico, por bueno y novedoso que sea, se puede utilizar durante mucho tiempo. Se corre el riesgo de que canse, entre en el ámbito de lo rutinario y, por tanto, de lo aburrido. A eso nos referimos cuando decimos que la tecnología educativa se quema. Todos estos conceptos son los peores enemigos del aprendizaje.
La tecnología educativa es un recurso más para enseñar y aprender. Pero sabemos que los estudiantes no aprenden más por la mera introducción de la tecnología en el aula. Si esperamos lo contrario, debemos tener en cuenta que la tecnología educativa se quema y no podemos abusar de ella.
Por tanto, es necesario y urgente que el profesorado practique, use y optimice los recursos analógicos de manera variada, creativa y diversa.
La opinión de los expertos
Hace años que los oculistas pronostican para las próximas décadas una auténtica pandemia en la vista de las personas adultas. Se debe a que desde una edad muy temprana habrán estado pegadas a las pantallas. La tecnología educativa se quema ¡y nuestras retinas también! De momento, y a pesar de estos especialistas, hacemos caso omiso a los avisos.
La doctora en Educación y Psicología Catherine L’Ecuyer formó parte de un grupo de trabajo para el Gobierno de España sobre el uso de las tecnologías entre menores. Además, participó en un informe sobre la lectura digital para el CERLALC de la UNESCO.
Basándose en su experiencia, lleva años diciendo, con gran esfuerzo, que hay que educar en la realidad. Concretamente, avisa del gran peligro de un uso de la tecnología —móviles, tabletas, ordenadores y pantallas…— sin sentido.
Heike Freire es docente, asesora y ponente internacional. Además, es experta en infancia e innovación educativa. En sus estudios, nos habla de la salud, el bienestar y el aprendizaje en y mediante la naturaleza.
Heike Freire nos dice en su página web: «Aprender a vivir en armonía con la Tierra supone un cambio profundo en nuestra forma de sentir, pensar, actuar y relacionarnos que nos aporta salud y plenitud, que nos devuelve nuestra sabiduría innata. Trabajo para que la educación desempeñe el papel que le corresponde en esta transformación tan necesaria». https://www.heikefreire.com/
Tanto Catherine L’Ecuyer como Heike Freire nos hablan de educar en la realidad y en la naturaleza. ¡Hagamos caso a las expertas! ¿Cómo saldremos en el futuro de las otras dificultades? Por ejemplo, el peligro nuclear, el cambio climático, la pobreza extrema o las pandemias con las que nos encontraremos.
Con la Ciencia, con las investigaciones que demuestren resultados, con la educación, que es la manera de solucionar los problemas. Aunque ocurre que solo nos acordamos de ellas cuando se nos presentan problemas extremos. https://catherinelecuyer.com/
Conclusiones
¿Cómo pueden los docentes cumplir su importantísimo deber exitosamente? Pues, haciendo que los estudiantes aprendan más. Pero también y a largo plazo, con un cambio en su metodología pedagógica.
Además, y muy recomendablemente, siguiendo la estela de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.
A través de ellos deben inspirar hacia el aprendizaje y crear conocimiento. Y este cambio de metodología puede llevarse a cabo con mi método o con otros métodos cuya efectividad también se haya probado. (Educar y Aprender, pág. 207-209)
Molt interessant